Cuando me quise dar cuenta, ya no estabas, habías desaparecido.
Desde entonces te anhelo, noche tras noche, aparece tu recuerdo como una
estrella fugaz en el firmamento y quiero que dure una eternidad, cuando la
verdad es que no es apenas un segundo, ese instante, en el cual aún estabas
conmigo, me abrazabas y me susurrabas un te quiero.
Pero cuando me quiero dar cuenta ya no estás en mi mente,
lugar en que soy dueña de todo, en el que me siento segura, protegida ante
cualquier adversidad, pero no es más que una vaga historia en una red de
recuerdos. Sé que llegará el día que apenas visualice aquellos instantes porque
habrá llegado el momento que el presente supere al pasado.
Luz de luna
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