Nadie
puede ser el causante de ese dolor, de esa subestimación propia estos últimos
meses, de esas lágrimas caídas mientras intentó cerrarme fuertemente, agarrándome
a algo que ni siquiera es sencillo de explicar, pero sí de sentir. De sentir
esa sonrisa, esa alegría, esos pensamientos que una tarde de invierno alajaste
de mí, de mi lado, de mis pensamientos, de mis anhelos más profundos.
Sueño de Luna
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