Sentirnos solos, donde podemos llorar sin que nadie nos mire, sin que nadie nos critique...solamente quitarnos todo lo que llevamos encima, dentro de nosotros mismos, dentro de esa mirada, de ese latido.
Todo lo que soportamos durante días y que algo nos hace callar, el no poder compartirlo con los demás por el miedo de preocuparles, de que nos vean mal...y nos lo guardamos para cada noche arroparnos con la soledad y dejamos caer mil lagrimas..
Hasta que una voz, un sentimiento, un “algo” te dice que te relajes, que pienses en ti, en poder mostrar esa sonrisa lo más sincera, pero vuelves a mirar y ves que esto no funciona así, que solo te apetece sumirte en un profundo sueño y despertar en millones de años luz, en ese lugar llamado: Sueños. Sueños de que todo y nada es igual, Sueños en los que una sola palabra, un solo gesto, es lo más sincero que te puedes encontrar; Sueños, el lugar dónde realmente escondes la oscuridad, las pesadillas, el miedo que entra cada instante en el que notas que esto se repite de nuevo.
Sueño de Luna